Ella imagina...

jueves, septiembre 28, 2006

macguffin


Y vivió una secuencia en blanco y negro, con cámara al hombro, dentro de otra imagen que se fragmentó en otra, que está a la inversa, junto a una trágica nota musical, que es un flashback que se inició con un grito sin títulos de créditos.

viernes, septiembre 22, 2006


¿Te atreves?

Pincha en el título mientras suena “Sin Documentos”, Andrés Calamaro, tema incluido en la banda sonora de “Caballos Salvajes”, Marcelo Piñeyro.

jueves, septiembre 21, 2006

el monólogo del ticket-regalo


Uno de los mejores inventos dentro de los establecimientos comerciales, es la aparición del... (y a lo Juan Tamariz) tatachan tatachan… ¡El ticket-regalo!
Si eres una de esas personas desafortunadas en el acierto de una dádiva, el ticket regalo te amortigua la caída hacia el abismo de la incomprensión, y la impasibilidad que se ha apoderado de tu cuerpo como si fuera un espectro, gesticula una ligera sonrisa cuando le ves tan insignificante. Aquí está: ¡El divino ticket-regalo!
No creo que sea difícil acertar en un regalo, basta un poco de observación y es fácil un acierto… Pero la técnica de la observación es sustituida por otras; está la táctica de “compraré lo que me guste a mí”. Desenvuelves el papel y te saluda un dvd de música que jamás comprarías, por eso alguien lo ha comprado (pero si no lo venden ni las gasolineras) y compones tu mejor sonrisa complaciente (y entre dientes, piensas me cago en sus muelas, y qué hago con esto) cuando aparece el papel dobladito.
En algunas ocasiones, la estrategia es que “si algo le gustó, repite”. Y maldices aquel día, hace cuatro años, cuando exclamaste: ¡qué bonita la chaqueta!. Y como hace años te gustó tanto, todos los años te compran una chaqueta. Ya son de cuatro colores distintos en el mismo estilo. Y acabas detestando las chaquetas, las rebecas y el “paripé” de ponértela cuando te visita la suegra.
Pero dentro del arte del regalo, están aquellos “objetos no identificados”, que no sabes para qué sirven y que luego te informan de sus mil maravillas, piensas ¡y cómo podía vivir sin esto!… y rebuscas, sutilmente, entre la bolsa, el ticket. Pero el oscar al mejor anti regalo es cuando te obsequian con “un objeto que detestas, que no usas”: una cadena de oro, un reloj, una corbata, una pitillera… ¡Horror! ¿Dónde me meto? Y mientras piensas en la pericia del comprador, sabes que habrías inventado el ticket-regalo si no existiera.

domingo, septiembre 17, 2006

apología


El chasquido de la piedra que prenderá la llama. Y mil imágenes por segundo son rescatadas de una memoria adormecida; unas palabras imprecisas, un gesto con la mano, o una mirada hacia la nada de sus ojos pardos. Y volvería a fumar. Daría la primera calada, intensa con los ojos cerrados, para convertirse nuevamente en volutas de humo, mientras los pulmones son narcotizados por un leve chasquido. De nuevo, aire…

jueves, septiembre 14, 2006

frase


Los humanos somos unas criaturas tan paradójicas que al lado del talento más sublime puede coexistir la debilidad más necia y más vulgar.

(extraída del libro "La loca de la casa", Rosa Montero)

domingo, septiembre 10, 2006

el legado


Un tatarabuelo y una historia ya narrada.
Un bisabuelo y una historia narrada.
Un abuelo y una historia que se narra.
Un padre y una historia a narrar
Un hijo y una historia…



jueves, septiembre 07, 2006

confusión



Ha tenido una sensación extraña. Demasiado extraña para englobarse en sensación, impresión, conmoción, o aturdimiento. Ha cerrado la puerta con un leve golpe en seco y se ha ido, pero no exactamente por donde ha entrado.

mientras suena Everybody Knows, L. Cohen (incluida en la bso. Exótica, A. Egoyan)

martes, septiembre 05, 2006

Psicosis en el cuarto de baño


Bajaba lentamente agazapada por el mojado hombro derecho. No me veía. Algunos cabellos intercedían mi paso, pero con la ayuda de unas púas negras conseguí asomarme al espejo, cuando un brinco acompasado de un grito, fue continuado de otro grito más grave, hasta que se convirtió en alarido, que hizo que saltara al suelo junto a una toalla. Del alarido a mi fallecimiento, apenas transcurrieron unos minutos. Como último deseo; pedí que si tardaba en regresar, salieran a buscarme.

domingo, septiembre 03, 2006

odín



Un paraguas negro se encamina hacia el muelle. Apenas puestos los pies en el barco, el humo del motor asoma entre la bandera, que ondea levemente, en un día que amaneció lluvioso. El verde de las laderas se despide, en un paisaje salpicado por casas blancas de techos negros. En la lejanía se asoman lentamente unas montañas, y unas nubes cargadas de densidad se ciernen sobre sus cimas. La lluvia chapotea en las aguas valquirianas hacia el Valhala. Despacio, el barco fondea entre las montañas, que tímidamente, aparecen entre nubes bajas, para deleitar con su majestuosidad. Se asoma otra cima, mientras otra es dejada atrás junto con un paisaje cuyo vals es quebrado por los gritos de dos gaviotas en la proa. Se acerca aquel barco, visto en el horizonte, varios silbatos son el saludo entre compañeros de rutinas estivales. La lluvia ha desaparecido, sin embargo, el sol sigue tras las montañas, sin saludar, mientras por unos minutos, una espontánea estropea una canción con guitarra, buscando más un fotograma de los Hermanos Coen, que del movimiento Dogma. Las montañas pobladas de pinos, dejan paso a las delgadas y altas cascadas de aguas. Alguna casa esparcida en las orillas de las aguas. Por fin, los rayos del sol se abren paso entre las densas nubes. Las dos gaviotas se lanzan al vuelo y el paisaje alrededor es único. La madre naturaleza en su quintaesencia, enseña cuán grande es, y cuán insignificantes somos los seres humanos, tal vez, por eso, algunos nos dedicamos a escribir para robar el tacto al tiempo mientras un barco baila un vals con las montañas…
mientras suena Edvar Grieg, Morning (from Peer Gynt Suite No. 1. Op. 46)